EN PARTIDA DOBLE
Alejandro Mares Berrones
En el discurso de relanzamiento del PAN, su dirigente nacional Jorge Romero Herrera dijo algo que pocos medios y analistas tomaron en cuenta: el hecho de que Morena se va a aferrar al poder.
La 4T, llegado el momento, al desgastarse —como le ha estado ocurriendo— por actos de corrupción e enriquecimiento inexplicable de algunas de sus figuras emblemáticas como los senadores Adán Augusto López Hernández y Gerardo Fernández Noroña, no va a querer dejar el poder.
Tomás Yarrington Ruvalcaba, exgobernador de Tamaulipas hoy preso en México por algunas linduras, decía: “Si te encariñas con un gatito, cuantimás con el poder”. Eso le va a pasar a Morena, solo que este movimiento se está preparando, como bien lo dijo el dirigente del PAN, “para aferrarse al poder”. Gavilán que suelta a su presa, no es gavilán.
Es lógico que va a querer conservar la Presidencia de la República; si no la conquista en las urnas, lo hará ante los tribunales, los cuales ya tiene en la bolsa. Pero ¿qué pasaría, suponiendo sin conceder, que al paso de dos o tres elecciones presidenciales más, Morena deja de conservar las preferencias electorales de los mexicanos?
Algunos politólogos aseguran que las circunstancias están dadas para que pasemos de la democracia populista a una dictadura; si no militar, sí apoyada por los militares, como ha ocurrido en otros países de América Latina. Bajo la salvedad de que los gringos “amantes de la democracia” pongan el grito en el cielo e intervengan para que esto no ocurra.
Y si a lo anterior le sumamos las recientes declaraciones de Ernesto Zedillo, donde afirma que Morena “ha copiado lo peor del PRI y nada de lo bueno”, ya analizaremos en otra entrega las palabras del expresidente.
Morena, o mejor dicho el Ejecutivo, Claudia Sheinbaum, ha acumulado un poder político que ni siquiera Andrés Manuel López Obrador, “el padre fundador” de este partido, llegó a tener.
Hoy el Ejecutivo controla al Legislativo, al Judicial y al poder militar. La división de poderes prácticamente ha desaparecido. Los partidos contrarios solo son adversarios políticos sin peso específico. La oposición —llámese PRI, PAN o Movimiento Ciudadano— son verdaderos cadáveres políticos. Han dejado de ser atractivos para los electores, aunado a que la mayoría de los mexicanos están hartos de los partidos y no confían en ninguno de ellos.
La reforma electoral que ya está en vísperas prácticamente los amenaza con pulverizarlos. Todo es parte de una estrategia, de un mecanismo político para erradicarlos del mapa y de la competencia electoral. Reducirlos a lo más mínimo es el objetivo, tal y como le ocurrió al PRD. Por lo pronto, las diputaciones plurinominales “se van al agua”, desaparecerán y con esto, el poco contrapeso que pueda tener la oposición en la Cámara de Diputados frente a Morena.
En contrapartida, el relanzamiento del PAN y su verborrea de que “se abre a la ciudadanía” es más bien un llamado de urgencia, porque está en riesgo de perder su registro por falta de militancia. Por eso Jorge Romero hasta rifas hace, pero maneja una posverdad para mentir sobre la realidad de Acción Nacional.
A partir de abril de 2026, el Instituto Nacional Electoral realizará una compulsa de cuántos miembros tienen afiliados los partidos que cohabitan como fauna política en el territorio nacional, y los datos son alarmantes para el PAN.
Este instituto político es el que menos afiliados tiene: aparece con 277 mil 665, de los cuales 129 mil son hombres y el resto mujeres. Le sigue Movimiento Ciudadano con 384 mil 5 afiliados; el Partido del Trabajo con 457 mil 624; el Partido Verde con 592 mil 417; y, aunque usted no lo crea, el PRI aparece —según el INE— con 1 millón 411 mil 899 miembros. Lógico, muchos de estos ahora están en Morena, porque el otrora partidazo no los ha dado de baja; ahí siguen inscritos en el padrón de ese partido.
Morena, por su parte, cuenta con 2.3 millones de miembros, y la meta de la 4T es que su partido llegue a tener 10 millones de afiliados. Cuando esto ocurra, se habrán convertido en un monstruo político imparable.
Esa es la realidad. Por eso la urgencia del relanzamiento de Acción Nacional, que hasta plataforma digital ya echó a andar y rifas de celulares; les urge recuperarse, porque de lo contrario, terminarán como el PRD.
Conclusión:
¿Cuánto tardará Morena en desgastarse y dejar de tener la confianza de los mexicanos en las urnas? Cuando el PAN gobernó el país también se aferró a las mieles del poder e impuso por sus fueros a Felipe Calderón. Acción Nacional solo duró 12 años y se desgastó rápidamente.
El PRI, con tortas y despensas de frijoles con gorgojos, duró 70 años en el poder; Morena, con sus programas sociales donde entrega “el pesito” de forma directa a los beneficiarios, se me hace que va a dobletear al PRI. Pero si no es así, la 4T ya está preparada para dar el brinco al autoritarismo, al menos que combata la corrupción intestinal que actualmente padece. Le urge, como al PAN, desechar a los parásitos del PRI que se le incrustaron desde 2018.






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